Durante un descanso mi esposa y Arnie permanecieron en la cama, desnudos, conversando tranquilamente como viejos amantes, ella no se avergonzó en ningún momento por su desnudez ni por la maravillosa escena de sexo que me estaba regalando.
Ella me pidió que los atienda, sirviéndoles unas copas de vino y algunos bocaditos que yo había comprado previamente para la ocasión; por supuesto que los atendí feliz.
Durante ese momento de charla, había algo que mi esposa no dejaba de hacer: acariciar la verga de Arnie. En este video pueden verla acariciándole la verga y masturbándolo para mantenerla dura y lista para una nueva follada.