Tuesday, February 22, 2011

Las odiosas comparaciones


    Los hombres que dicen "el tamaño no importa", es porque tienen una verga pequeñita.
    Lo cierto es que el tamaño le importa a todos, a ellos y sobre todo a ellas. Hasta los 10 años de casados, mi esposa, sólo había follado conmigo y a pesar que sabía y había visto en películas que existían vergas mucho más grandes, no sabía lo que se sentía tener una de esas dentro du su vagina.

    Como les comenté en una publicación anterior, eso cambió durante un viaje que realizó. Una vez que probó una vergota, cambió su manera de pensar: El tamaño sí importa y mucho!
    Aunque, como digo en el título, las comparaciones son odiosas tenemos que reconocer que no todos somos iguales y algunos hombres han sido más bendecidos que otros por la naturaleza en cuanto al tamaño del pene se refiere.

    Cuando las parejas entienden y aceptan esta verdad pueden empezar a ser más felices. Es cierto, hay hombres que las tienen enormes y nuestras esposas tienen derecho a disfrutar de esas vergas de vez en cuando. En mi caso, entiendo perfectamente que mi esposa disfrutó mucho de una buena verga y eso no significa que me ame menos, incluso creo que sus sentimientos hacia mí son mayores.

    Por otro lado, tampoco significa que nosotros no podemos darles placer en la cama. Por supuesto que podemos darles placer y mucho, pero de cuando en cuando podemos permitirles que soboreen de un manjar distinto y mayor.

    Según creo, son mucho los motivos por los que mi esposa disfrutó del sexo con otro:
    1. El esfuerzo de un macho conquistándola la hace sentirse "vigente" y deseable.
    2. El morbo de lo "prohibido" (por la sociedad).
    3. La sensación de otras manos acariciándola, con otra textura, otro ritmo, son diferentes sensaciones.
    4. El escuchar otra voz susrrándole al oído.
    Y pueden haber muchas más razones... Por mi parte, me encanta el hecho de saber el gran disfrute que ella tuvo, saber que han disfrutado de su desnudez, que la han hecho estremecerse, la han hecho sudar, gemir, gritar, que la han hecho pedir más y que al terminar ha descansado y dormitado sin apuro al lado de quien la hizo sentir todo eso y que, luego, regresa a mi lado para que, mientras me abraza, me besa y me ama, me cuenta con detalles sus aventuras, y me dice lo agradecida que está por mi permiso...

    Realmente amo a mi esposa y siento que ella también me ama. Las comparaciones son odiosas y si no podemos hacer nada para cambiarlo, aprendamos a disfrutar de las diferencias.

    Saludos.


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