Me invitó para que viera su nueva sábana de corazones y, de paso su habitación. La verdad es que nos entretuvimos más de la cuenta. Le hice unas cuantas fotos y poco a poco se dejó convencer para que se desnudara. No hace falta decir cómo terminó la cosa, pero sí diré que está tan buena y es tan bestial en la cama que creo que no la olvidaré nunca.
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